Comienza a sonar un cierto temor a que las Olimpiadas de Seul del 88 no se celebren en la capital de Corea del Sur ¿El motivo?. Las violentas manifestaciones de estos días en la capital coreana están poniendo en entredicho la capacidad del gobierno de garantizar la seguridad. Por otro lado, desde fuera de Corea del Sur se ve con preocupación el estado "casi revolucionario" del país, que puedan paralizar las obras e infraestructuras de las próximas Olimpiadas.
Hay que recordar que Corea del Sur está gobernada por una junta militar, al mando del general Chun Doo-Hwan (56), quien hizo un golpe de estado en 1980. Si bien el país vive una pujanza económica (ya desde la década con el dictador Park), los Derechos Humanos son pura entelequia.
Los ánimos, ya bastante caldeados entre la ciudadanía y el gobierno militar de Chun, se han disparado a principios de mes con el asesinato de un estudiante, detenido en una manifestación y muerto en un interrogatorio en una comisaría de policía. Otro hecho que ha funcionado como disparador ha sido la violación de una manifestante, igualmente por la policía, en otro interrogatorio ¿dónde? En una comisaría de policía. Estos hechos, junto con la falta de libertades han unido a amplios sectores de la ciudadanía de Corea del Sur; estudiantes, trabajadores de cuello blanco, obreros, comerciantes.
Las movilizaciones en Pusan, Changwong, Masan, Seul son absolutamente espectaculares. La reacción de la policía está siendo marcadamente violenta.
¿Quién ha condenado la falta de democracia en Corea del Sur? Nadie! Pasa lo mismo que en Sudáfrica. El país asiático está tutelado por Estados Unidos, y "mientras dé dinero y bases militares, la democracia nos da igual".
No se entiende que se esté más preocupado por la seguridad de los atletas que de la de los propios ciudadanos. Este planeta es esquizofrénico.
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