Es curiosa la forma que transcurre mi infancia a través de los anuncios publicitarios. Según, Donuts, por ejemplo, he pasado de preocuparme de si me había olvidado la cartera escolar en casa o no, a preocuparme por si había perdido la cabeza por una chica. Lo peor de todo es que es cierto. Está siendo la evolución natural de mi generación, y parece que los publicistas de Donuts son conscientes de ello.
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