Parece que el Tribunal no se ha tragado la voluntad pacificadora de Rust como motivo de su aterrizaje en plena Plaza Roja. La sentencia ha sido de 4 años de trabajos forzados en régimen general (el menos severo de todo). Todavía no se sabe dónde se ejecutará la sentencia, si en Siberia o en Moldavia, y tampoco se sabe si el abogado de Mathias Rust recurrirá la sentencia.
Las lenguas moscovitas que todo lo saben dicen que todo está más que pactado entre Gorbachev y Helmut Kohl, canciller de la RFA. De estos cuatro años, cumplirá uno, a lo sumo dos, y para casa. Para la URSS es muy importante dejar claro que no tolerará que esto pase de nuevo, y tiene que aplicar cierto rigor en la sentencia, por muy bien que caiga Mathias Rust.
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